Fachadas (sueño).

Ahora estoy medicada y vivo en una especie de sopor, duermo a cualquier hora, tengo una apatía pegajosa y me despierto de repente a las 8 de la mañana más lúcida que nunca, tardando luego en volver a dormir.
Pero entre las siestas tarderas de hoy tuve un sueño que me llamó la atención por lo brillante, corto y concreto.
Concreto un sueño, go figure.
Estaba caminando por la calle pero en vez de la vereda habitual, había sobre ella una especie de plataforma, una plataforma que abarcaba toda la cuadra y era de cemento, como si caminara por los techos de las casas, pero no tan altos. Yo caminaba por ahí, como una modelo por una pasarela. A mi derecha estaba mi padre, que me miraba caminar desde abajo, con su cara llena de admiración y orgullo. Y yo ahí, elevada.
De frente en dirección opuesta y por la parte de la vereda no de plataforma, venían dos adolescentes, un chico y una chica, todos vestidos de negro, con el pelo teñido y arreglados con tachas y cinturones, como aquélla onda dark/gótica/emo que acaricié en algún momento. Mientras caminaba me miré las piernas y vi que tenía puesto un short de jean que dejaba ver claramente mis cicatrices (y además tenía una camisa a cuadros anudada a la cintura lo cual me pareció raro ya que no es algo que suelo usar así, la vestimenta pertenecía más a la modelo que a mí), pero por estas mismas cicatrices supuse que los adolescentes se sentirían orgullosos de mí y encantados conmigo.
Pero ahí frené. ¿Qué quería yo? Quería darme vuelta y salir corriendo, y eso hice. Y fui exageradamente feliz, corrí por esa vereda súper soleada (la plataforma ya no estaba), corría sin cansarme y era feliz. En frente de mí y elevada muchos metros más de lo lógicamente posible, la fachada de una casa. Era una fachada hermosa, como las de la Boca, por Caminito, muchos colores, creo que era de un azul brillante, pero las ventanas y las puertas y lo que se veía del techo eran todos de otros colores así llamativos y todo al rayo del sol. Era hermoso, era una fachada nomás y yo quería eso.
Pero yo corría metros más abajo. Feliz, pero nunca totalmente, como reflexioné. Porque jamás iría a dejar de pensar, ni en sueños. Pensaba que era bastante simbólico que yo corriera hacia un lugar que me haría feliz pero que jamás iría a alcanzar por la altura.
Pero después recordé que era efectivamente un sueño, así que me teletransporté allá arriba, a la fachada hermosa, con un cachito de vereda. Sabía que detrás de esa puerta no había nada, sólo vacío. Podía abrir y tirarme, pero no. Me recosté en la vereda a tomar sol y fui feliz.

~ by magenta66 on February 4, 2015.

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